El páncreas

¡Hola de nuevo lectores!

Estoy de vuelta con un nuevo órgano: El páncreas. En estas entradas introductorias también vamos a hablar de hormonas, ya que el páncreas es una glándula encargada de secretar hormonas. Por tanto, la línea va a ser parecida a la del sistema endocrino.

¿Preparados?

EL PÁNCREAS:

El páncreas es una glándula situada en la zona abdominal, justo detrás del estómago. Es una glándula mixta, lo que quiere decir que tiene componentes endocrinos y exocrinos, aunque en su mayoría es de componente exocrino. Esta proporción exocrina se encarga de producir determinadas enzimas:

  • Amilasas: Se encargan de la digestión de polisacáridos a disacáridos (hidratos de carbono).
  • Proteasas: Digieren proteínas
  • Lipasas: Digieren lípidos

Por otro lado, encontramos la parte endocrina, que es la encargada de producir hormonas como la insulina, glucagón, somatostatina y el polipéptido pancreático. Las células productoras de estas hormonas pancreáticas se agrupan en lo que se conoce como islote de Langerhans. Langerhans fue un biólogo, patólogo y fisiólogo alemán que durante su tesis llegó a identificar dentro de las células secretoras otros acúmulos o masas celulares que se colocaban de manera organizada y en parejas.

En un principio, Langerhans no fue capaz de identificarlas y se limitó a describirlas, pero con el tiempo se han ido investigando y se le ha dado a esta masa el nombre de su descubridor: Islote de Langerhans. En ese islote se encuentran las células productoras de las hormonas pancreáticas: Las células β, α y γ.
  • Células β: Son las células productoras de insulina y constituyen la mayor parte del islote, están colocadas en la zona.
  • Células α: Productoras de glucagón, se distribuyen en la periferia del islote de manera no tan organizada.
  • Células γ: Estas células producen la somatostatina y, al igual que las células α, se encuentran en la periferia, siendo su porcentaje minoritario.
    FUNCIÓN:

La función del páncreas endocrino es mantener la homeostasis de la glucosa, es decir, el equilibrio de las concentraciones de la misma. Esta se puede obtener por la dieta o por el metabolismo de compuestos como el glucógeno, degradado por una ruta llamada glucogenolisis, o bien a través de la gluconeogénesis, que como dijimos en entradas anteriores es la formación de glucosa a partir de compuestos no glucídicos. La glucosa, a su vez, puede participar en otra serie de reacciones conocida como Ciclo de Krebs con el fin de obtener energía o, en caso de tener un exceso de la misma, se puede almacenar bien en forma de glucógeno en el hígado o bien en forma de lípidos.

El glucógeno es un polímero de glucosa, es decir, son moléculas de glucosa conectadas entre sí, dicho de una manera simple. Si queréis una explicación un poco más extensa, podéis consultar este link.

La insulina y el glucagón son las principales hormonas responsables de controlar la utilización de glucosa, su concentración en plasma y el estado del metabolismo de combustibles. En esta homeostasis, la insulina y el glucagón tienen efectos antagónicos.

Ante niveles altos de glucosa, las células β del páncreas se ven estimuladas, de manera que secretan insulina. Esta favorece la toma de la glucosa de la sangre a través de los diferentes tejidos. Asimismo, las células adiposas tomarán la glucosa de la sangre para formar triglicéridos, mientras que en el hígado se almacenará en forma de glucógeno. Por tanto, aumenta la glucogenogenesis (generación de glucógeno) y disminuye la glucogenolisis (degradación de glucógeno). El efecto final es la disminución de glucosa en sangre.


En caso contrario, es decir, cuando los niveles de glucosa son bajos, el páncreas va a hacer que las células α secreten glucagón. Este hará que el hígado libere glucosa a la sangre a partir del glucógeno mediante la glucogenolisis, aumentando así los niveles de glucosa en sangre.



A veces también puede ser necesaria una liberación de glucosa de forma rápida, por ejemplo ante el estrés. Así, existen una serie de hormonas antiinsulínicas, como el cortisol, la adrenalina o incluso la hormona de crecimiento (GH). En momentos de estrés, la hipófisis puede secretar ACTH, que estimula la secreción de cortisol a nivel de la glándula suprarrenal. Esta hormona, a su vez, provocará que el hígado degrade proteínas para formar glucosa, de manera que aumentan los niveles de glucosa en sangre.

(Si queréis recordar esto mejor, podéis consultar la entrada Sistema endocrino (III)).

Por último, también puede intervenir el sistema nervioso, que estimula la glándula suprarrenal en la médula para que esta secrete adrenalina. Así, el glucógeno del hígado se convierte en glucosa, obteniendo el mismo efecto: Aumentar los niveles de glucosa en sangre para responder a ese estrés.


¡Esto es todo!

Espero que hayan quedado claros los efectos de las dos hormonas, aunque en la siguiente entrada profundizaremos más en ellas, ya que estará dedicada únicamente a la insulina y el glucagón.

¡Gracias por leer, hasta pronto!


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