El riñón (III)
¡Hola de nuevo lectores!
Como os dije, el riñón es un órgano que cumple funciones muy importantes y, como tal, es un órgano complejo en el que hay muchos parámetros que analizar. Y por esto estamos aquí otra vez, con la continuación de la anterior entrada (El riñón (II)). Esta es la última antes de meternos en una enfermedad concreta, os lo prometo 😉.
¿Estáis preparados?
Bioquímica renal en sangre:
El estudio de la función renal se puede hacer a nivel glomerular, analizando la urea y la creatinina, o tubular, analizando parámetros como la densidad y el pH.
UREA:
La urea es el principal producto del catabolismo proteico (degradación de las proteínas), y supone el 75% del nitrógeno eliminado. Se sintetiza sobre todo en el tejido hepático, en una serie de reacciones llamada Ciclo de la Urea. Su síntesis parte del amonio, que se forma a partir del catabolismo proteico y la acción de bacterias intestinales sobre las proteínas.
La urea se elimina por el riñón, y su concentración es igual en el filtrado que en el plasma, lo que significa que podemos encontrar urea tanto en orina como en sangre. Sin embargo, solo se elimina el 30-60% de la urea filtrada, el resto es reabsorbido en los túbulos.
Dependiendo de los niveles de urea que encontremos en orina, podremos sospechar de ciertas afecciones:
UREMIA/AZOEMIA:
La azoemia se debe a un aumento de la concentración plasmática de compuestos nitrogenados no proteicos, como son la urea y creatinina. Se puede clasificar en varios grupos en función de su origen:
- Prerrenal: Es consecuencia de una disminución de la filtración glomerular pero con una función normal en el resto de los aspectos. Aparece en patologías relacionadas con la hipovolemia, es decir, la disminución del volumen de líquido total: Deshidratación, shock, hemorragias, quemaduras, vómitos, diarreas. También puede darse en caso de aumento del catabolismo de proteínas, frecuente en casos de fiebre, estrés y quemaduras.
- Renal (intrarrenal): Se produce una disminución de la filtración glomerular, y por tanto se da una retención de urea como consecuencia de un proceso renal agudo o crónico, que va asociado a un grado variable de necrosis tubular aguda.
- Postrenal: Es secundaria a una obstrucción uretral, y se absorbe urea en la circulación. Esta obstrucción puede darse por cálculos, coágulos o formaciones malignas, y suele ser secundaria a una hipertrofia, carcinomas prostáticos o a tumores de la vejiga urinaria.
Los síntomas que muestran los pacientes son inespecíficos:
- Cansancio
- Calambres en músculos
- Pérdida de sensibilidad en el tacto
- Vómitos
- Anorexia
- Dificultad para pensar
- En fases crónicas: Prurito, color amarillento en la piel. En casos de insuficiencia renal grave, es necesaria la diálisis.
También puede darse la situación contraria, es decir, que los niveles de urea sean menores de lo normal. En este caso se sospecha de una lesión en el hígado o en el intestino.
ÁCIDO ÚRICO:
El ácido úrico es un producto de degradación de las bases púricas del ADN (Adenina, Guanina). De todo el ácido que se filtra en el glomérulo, el 90% se reabsorbe en el túbulo contorneado proximal, y se emplea para la síntesis de nucleótidos. El 10% restante es excretado en la orina.
HIPERURICEMIA:
Es un aumento del ácido úrico y puede deberse tanto a un aumento en la síntesis como a un defecto en la excreción. Generalmente la causa es conocida, pero existe un síndrome llamado Síndrome de Lesch-Nyhan, que es una afección metabólica extremadamente rara causada por un defecto a nivel de un enzima necesaria en la síntesis de purinas. Como no se sintetizan, los metabolitos se acumulan y se procesan hasta dar ácido úrico.
Aunque la causa principal sea desconocida, existen causas secundarias asociadas a este aumento:
- Gran ingesta de purinas: El hígado, riñones, anchoas y sardinas son alimentos ricos en purinas.
- Disminución de la excreción renal: En enfermedades crónicas de riñón.
- Tratamiento con determinados fármacos
- Alto consumo de alcohol: En el metabolismo del alcohol se generan grandes cantidades de ácido láctico, que interfiere en la excreción de ácido úrico.
- Alta tasa de renovación de ácidos nucleicos: En algunos tumores y psoriasis.
Un ejemplo muy conocido de hiperuricemia es la gota, que es un acúmulo de ácido úrico que causa inflamación y dolor en las articulaciones. Aunque en general se suele ver a nivel de los pies, puede suceder en cualquier otra articulación. Otros ejemplos son la insuficiencia renal y la litiasis renal.
HIPOURICEMIA:
La situación contraria es una alteración infrecuente. Algunas de las causas son:
- Síndrome de Fanconi: Es una enfermedad genética rara por su baja frecuencia. Está relacionada con defectos en la reabsorción a nivel del TCP (túbulo contorneado proximal).
- Disminución en la síntesis de purinas
- Disminución del enzima xantina oxidasa: Forma parte del proceso de transformación de purinas.
CREATININA:
La creatinina es un metabolito que deriva de la creatina del músculo. Entre 1-2% de la creatina se convierte diariamente en creatinina, por lo que la síntesis de esta es proporcional a la masa muscular, lo que hace que su concentración plasmática sea mayor en hombres que en mujeres, y menor en ancianos y niños.
Su liberación al plasma es constante, y además de que no varía en función de la dieta, se elimina casi completamente por filtración glomerular, y por ello se utiliza para estudiar la tasa de filtrado glomerular (TFG). Aun así, cuando se quiere valorar la función renal, se mide conjuntamente con la urea, puesto que aunque la creatinina es más estable, la urea es más sensible:
- Urea alta y creatinina normal: Enfermedad extrarrenal. Dada la relación de la urea con el hígado, se puede sospechar de un fallo a nivel del mismo.
- Ambas elevadas: Enfermedad renal.
TASA DE FILTRACIÓN GLOMERULAR (TFG):
La determinación de TFG es la mejor prueba para conocer la función renal. Es importante tener en cuenta que la filtración depende de la masa corporal, el sexo y la edad. Como comenté en la primera entrada, la capacidad de filtración del glomérulo está determinada por la relación entre la presión hidrostática y la oncótica o generada por las proteínas. Asimismo, está determinada por las características físicas y el área de la membrana glomerular.
Para calcular la TFG, se pueden medir los niveles de aclaramiento de una sustancia en la sangre. El aclaramiento se refiere a la cantidad de sangre que queda depurada de una sustancia por unidad de tiempo. La sustancia debe cumplir una serie de características:
- Su concentración en plasma tiene que ser constante y no debe metabolizarse. Si se metaboliza por sí mismo o por otros procesos, no estaríamos viendo el funcionamiento de los riñones, sino de otros procesos que existan en el entorno.
- Tiene que ser filtrada en el glomérulo, por lo que no debe ser muy grande.
- No debe reabsorberse ni excretarse.
- Debe poder ser medida con técnicas sencillas.
Las moléculas que cumplen estas características son la inulina y la creatinina. Sin embargo, la inulina hay que administrarla por vía intravenosa, por lo que se suele utilizar la creatinina, que se produce endógenamente.
ACLARAMIENTO DE CREATININA:
Lo primero que tenemos que hacer es pedir una muestra de orina 24h y una analítica de sangre. Como la concentración de creatinina en sangre es constante, la muestra de sangre puede ser tomada en cualquier momento dentro de las 24h en las que se toma la muestra de orina. Para medir el aclaramiento se aplica la siguiente fórmula:
La segunda fracción es la corrección la superficie corporal del individuo (A) respecto a la superficie media de un adulto (1,73). Por tanto, como observamos en la fórmula, la velocidad de aclaramiento es aproximadamente proporcional al tamaño del riñón y la superficie corporal.
En el laboratorio se analiza la creatinina en orina y en plasma y se aplica la fórmula para calcular el aclaramiento, con el fin de analizar la función del riñón. Esto es útil en casos de pacientes con sospecha de insuficiencia renal o pacientes a los que se les ha hecho un trasplante y se quiere observar su evolución.
Existe un consenso internacional que a partir del nivel de filtrado determinado por la TFG da información acerca de la función renal. Esto se representa en forma de diagrama, así:
Los valores en verde indican que el riñón está funcionando bien. Los valores en amarillo indican la presencia de una enfermedad renal que ocasiona que el glomérulo no trabaje adecuadamente. Por último, los valores en rojo indican un fallo generalizado del riñón, por lo que puede ser necesaria una diálisis o, a la larga, un trasplante renal.
Y con esto hemos terminado todas las determinaciones clínicas que se hacen en un laboratorio.
Espero que os hayan quedado claros todos los conceptos y que os haya parecido interesante.
¡Nos vemos!
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